En Estonia el día de Nochebuena existe la tradición de representar una pequeña obra de teatro para los más pequeños que, junto a la vistita de Santa Claus, hacen de este día el día más especial del año. Este año decidimos representar Caperucita Roja en el que el héroe del cuento, como sabéis, es un cazador. Tuve la suerte y honor de representar a ese cazador que fue aclamado por los niños presentes mientras acababa con el Lobo y rescataba a Caperucita Roja y a su pobre abuelita.

Una vez terminada la representación y los más pequeños se fueron a dormir, tuve oportunidad de sentarme y disfrutar de un excelente Jerez que me hizo recordar mi añorada tierra. Me puse a reflexionar sobre mi pasión, la caza, y sobre cómo los cazadores son tratados de tan diferente manera en Estonia y España.

Me puse a imaginar sobre qué obra se hubiese representado en España y lamentablemente me costó imaginar que la obra elegida tuviese a un cazador como héroe. Esto resulta cuando menos extraño, siendo nuestro país un país con una tradición de caza centenaria, la cual ha formado y forma parte de nuestra historia, cultura, gastronomía, arte, etc., y que en definitiva ha moldeado parte de lo que somos hoy en día.

Por otro lado en Estonia, durante los 50 años que estuvo bajo el yugo soviético, la caza estuvo reservada a las más que minoritarias élites del partido comunista por lo que la tradición de caza, así como muchas otras tradiciones, se perdió. Por fortuna, 20 años después de recuperar la independencia, se han adoptado tradiciones de caza Nórdicas y sobre todo Alemanas que han ayudado a su recuperación. Hoy día la caza en Estonia vive una época de esplendor y popularidad envidiables.

En España todavía hay muchas personas que aman la caza y muchas más que la respetan. Sin embargo, desde hace unos años existe una persecución desde muchos sectores y niveles de la sociedad, que hacen la vida de todo cazador cada vez más difícil, sin mencionar el estigma incomprensible que en ocasiones trae consigo nuestra pasión por la caza.

¿En qué nos hemos equivocado? ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué en un país sin tradición de caza se respeta y aprecia al cazador mientras que en un país con una tradición centenaria se le repudia? Las respuestas son diversas y no considero tener el don de la verdad, sin embargo intentaré explicaros mi punto de vista basado en mi experiencia y observación. Os animo a que dejéis un comentario y compartáis con todos vuestras opiniones.

La Caza durante las dictaduras

Un factor que influye en la situación actual en España es la idea diabólica y payasa de relacionar la caza con la antigua élite de poder fascista en España. Muchos de los que odian la caza, lo hacen por considerarla parte de un pasado negro y doloroso para muchos españoles. En mi opinión el hecho de que Franco, así como otros dirigentes autoritarios, practicasen obsesivamente la caza no hace de esta algo repudiable ni claro está, la tinta de ningún signo político.

En Estonia, como he comentado anteriormente, durante 50 años la caza fue practicada únicamente por la élites comunistas, sin embargo es no ha producido las mismas reacciones y os aseguro que en Estonia existe un odio intenso hacia el comunismo y todo lo que representó.

La Caza es el gran aliado del Ecologismo, al menos en Estonia

En España hay mucha gente que no está de acuerdo con la opinión de que la caza es necesaria para mantener un medioambiente saludable. Muchos afirmarán que si los cazadores de verdad amamos a los animales y la naturaleza tendríamos que dejar de cazar. Sin embargo, en este punto también existen dos puntos de vista muy diferentes.

Mientras que en España los grupos ecologistas atacan a los cazadores e influencian a los legisladores para presionar y aislar a nuestro colectivo, en Estonia los ecologistas se apoyan en los cazadores para desarrollar proyectos medioambientales y de protección a la naturaleza. Uno de estos proyectos es Loodus Kalender (www.—-.ee), en español “El Calendario de la Naturaleza”.

Loodus Kalender es un proyecto educativo que acerca la naturaleza a todo el mundo, que promueve el respeto y protección del medio ambiente mediante la emisión en directo a través de Internet y usando cámaras colocadas y financiadas por clubs de cazadores, de nidos de águilas, comederos de jabalíes, comederos de osos y zonas de descanso de focas. El proyecto ha recibido premios del Estado Estonio, de la Unión Europea así como del World Summit Awards. Sólo el año pasado más de 10 millones de visitantes de más de 90 países disfrutaron de las cámaras. Más de 55.000 visitas provinieron de España, posiblemente muchos los visitantes sean ecologistas que desconocen que el proyecto funciona gracias a… clubs de caza.

La realidad −al menos así se ve en Estonia− es que los primeros interesados en la protección del medio ambiente y de las diferentes especies son los cazadores ya que son uno de los pocos colectivos que pasan parte de su vida en la naturaleza.

Hemos dado la espalda a la naturaleza

La población estonia vive en permanente contacto con la naturaleza. Las ciudades aparecen desiertas durante los fines de semana, y tiene un conocimiento y experiencia suficientes como para comprender las reglas y frágiles equilibrios en la naturaleza así como de la importancia de una caza responsable para el mantenimiento y mejora tanto de la flora como y la fauna como de las diversas explotaciones agropecuarias.

Por otro lado el importante rol que la industria de la caza juega en el medio rural a la hora de crear puestos de trabajo y de, por lo tanto, generar riqueza en áreas claramente desfavorecidas, hace que la sociedad estonia considere la caza como algo necesario e imprescindible para su futuro, sobre todo rural.

En la otra cara de la moneda tenemos a la sociedad española que ha dado hace tiempo la espalda al medio rural y que no tiene oportunidad de vivir de primera mano las realidades y dinámicas de la naturaleza. En España los medios de comunicación son los únicos proveedores de información, la cual tiene que ser impactante y de fácil y rápida comprensión por parte de la audiencia. Esto hace que sea una labor imposible hacer entender a una persona, que sólo conoce el complejo mundo de la caza a través de los medios, el por qué es necesario cazar determinados cupos de cada especie para, de este modo, ayudar a mantener un equilibrio en el medio natural.

Si no se entiende el por qué de la caza, resulta misión imposible explicar el por qué de una caza comercial y de los grandes beneficios que aporta al medio rural.

La Caza: tradición y valores que otorga rasgos comunes

Mientras que en Estonia se intentan recuperar tradiciones y hábitos anteriores a la ocupación comunista, que ayuden al país a estar unido y ser más fuerte, en España mucha gente está en contra de la caza así como de otras tradiciones, no sólo por no entender o por supuestos motivos ecológicos, sino porque oponerse a la caza forma parte de una tendencia, ideología y estrategia que trata de destruir las tradiciones y valores que nos unen y nos otorgan rasgos comunes en nuestra personalidad y forma de pensar.

No se puede negar que en multitud de regiones de España existe una determinación clara por parte de las castas políticas, de deshacer los lazos de unión que nos unen intentando acentuar nuestras diferencias en vez de reforzar nuestros lazos y como dijo Vargas Llosa en la ceremonia de los premios Nobel “Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.”.

Todo esto está provocando que la caza, como muchas otras tradiciones, sea perseguida y acorralada mediante la imposición de reglamentos absurdos, prohibiciones incomprensibles así como de la publicación cansina por parte de medios de comunicación, de historias de mal llamados cazadores que nos hacen avergonzarnos a todos y crean una imagen negativa de los cazadores en general.

Este año en Estonia, hemos tenido cazadores provenientes de Andalucía, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Madrid y País Vasco. Todos ellos, aún teniendo caracteres y formas de ser distintas, compartían valores y así como ciertos rasgos de su personalidad, la cual ha sido moldeada por el amor a la caza, su práctica y todo lo que ello conlleva y esto es precisamente lo que se desea destruir.

La Caza y nuestro futuro

No pretendo ser un egocentrista de la caza y creer que ésta es pieza clave en nuestro futuro. Sin embargo de la misma manera que la desaparición de algunas especies animales o vegetales son indicadores de una mala salud de todo el ecosistema, sin duda el estado de salud de la caza sirve de indicador del estado de salud de nuestro país, su unidad y capacidad de afrontar el futuro juntos y fuertes.

Aún añorando muchísimo España tengo que reconocer que me siento afortunado por vivir en un país en el que la caza y los cazadores son respetados y apreciados, formando parte directa o indirecta de la vida cotidiana de muchísimas personas.

¿Un cuento con final feliz?

Me gustaría creer que un día la Caza en España no será odiada y que será entendida, respetada y aceptada como un elemento importante para la sociedad que, tanto por el número de cazadores, su rol en la conservación de nuestras especies, su valor en la economía y su defensa de las tradiciones y valores que nos unen y nos harán más fuertes para afrontar el incierto futuro que nos espera.

La próxima Nochebuena esperaré con impaciencia el nuevo papel que me toque representar y que sea cual sea, estoy seguro que el cuento acabará bien y que nuestros queridos niños disfrutarán tanto de la representación como nosotros disfrutamos de una caza respetuosa con el medioambiente, valiosa para la sociedad y defensora de nuestras mejores tradiciones y valores que nos unen en vez de separarnos.